09 de desembre 2014

La "cruzada" de MAR



Pensábamos que la última “cruzada” fué aquella que protagonizó un sádico criminal que queria llegar a Dios a través del “imperio”. Pero claro, cuarenta años de régimen de aquel energúmeno crea escuela, perturba las mentes y al final son muchos los que se creen la reencarnación de Queipo de Llano o Millán Astray. La esquizofrenia es la peor consecuencia del franquismo y no está lo suficientemente estudiada. ¿Quiren un ejemplo?

Ahora resulta que el exportavoz del gobierno Aznar, Miguel Angel Rodriguez, según relata en un artículo de su blog, quiere destruir el CAC (Consell Audiovisual de Catalunya) porque le han recriminado unas palabras sobre el presidente de Catalunya en las que decia que a Artur Mas “la hacia falta un fusilamiento”. Hablar de fusilar a la gente con la misma naturalidad que hacerlo del tiempo que hará mañana, siempre ha sido una característica habitual de los “cruzados” rojigualdos. La vida del oponente político vale lo mismo que la de cualquier animal. Así, no nos ha de estrañar que,  los catalanes, durante el franquismo, teniamos que aguantar aquella expresión de  “perro catalán, habla en cristiano”.

Para el cruzado Rodriguez Catalunya es tierra de infieles porque ni hablamos cristiano, ni queremos ser españoles. El, encarnando y empuñando  “ la espada de la cristiandad”, se lanza a combatir una herejía que describe así: “No hay territorio en Europa con menos libertad que en Catalunya” o “... la tirania imperante en una Catalunya yerma de Libertad, estrangulada por el griterio de los independentistas ...” . Las trompetas de las glorias hispánicas vuelven a rugir y el tal Rodriguez parece que quiere marchar hacia Catalunya “al paso alegre de la paz” para reconquistarla para la libertad y para España.

Ay, pobre MAR, se quedó encallado en el 1939 cuando el sádico de Franco necesitó la ayuda de Hitler, Mussolini i la guardia mora para someter a Catalunya. Ahora, ¿quien vendrá? ¿Él y cuantos más? De todas formas, que sepa el cruzado de Valladolid que no todos los catalanes son como los que el está acostumbrado a tratar en los cenáculos de Madrid. Aquí, en Catalunya,  cada dia son menos los dispuestos a continuar aguantando los delirios imperiales de cualquier desquiciado que sale por la tele.

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